27/12/11
Las calles vacías, el subte lleno
"¿Y ahora qué pasó con el subte? ¡No... Por favor, déjenme subir que tengo que ir a trabajar. Esto es una locura!" Entre empujones y acaloradas quejas, una joven pugnaba por ingresar ayer, poco después de las 8, en un vagón del subte colmado de pasajeros en la estación Constitución de la línea C. Si bien el asueto en los organismos públicos nacionales y entidades bancarias le significó un respiro al caótico tránsito porteño, ya que ingresó hasta un 40% menos de rodados en las autopistas de la ciudad, viajar en el subte en la hora pico, entre las 8 y las 9, resultó un problema. Ocurrió que el transporte público bajo tierra, tal como tenía previsto, funcionó con un esquema similar al de los domingos: comenzó a circular a las 8. Pero una gran cantidad de gente que intentó abordarlo rumbo al centro porteño se encontró en ese lapso con los andenes llenos de pasajeros y demoras en las frecuencias que ocasionaron numerosas quejas. Incluso antes de la apertura cientos de personas aguardaron en las escalinatas de las bocas de acceso, con filas de hasta una cuadra, como ocurrió en la estación Los Incas de la línea B, en Parque Chas. "Fue una locura la cantidad de gente que había esperando para entrar al subte a las 8 de la mañana. Tendrían que haber arrancado más temprano porque mucha gente trabajó hoy (por ayer). Una vez que nos apretamos todos, arrancó en horario, pero a la gente que estaba en otras estaciones tuvo que dejar pasar varios trenes", contó Miguel Tansi, usuario de la línea B, la más saturada ayer. La empresa Metrovías, concesionaria del servicio, admitió que entre las 8 y las 9 el subte funcionó con demoras. "Se le dio asueto al personal del subterráneo y por eso funcionó desde las 8. Si bien la frecuencia del servicio no era la de un día laborable, tampoco fue la de un día domingo. En cuanto a las formaciones en funcionamiento, fue un 25% superior a la cantidad utilizada un día sábado. De todas maneras, es cierto que hubo desorden entre las 8 y las 9, principalmente en las líneas B y C, pero luego el servicio se normalizó", dijo Mariano Gibaut, vocero de Metrovías. También los trenes funcionaron con algunos retrasos, pese a que la empresa TBA, concesionaria de los ramales Sarmiento y Mitre, indicó que no habían espaciado la frecuencia del servicio. Menos bocinazos Al tránsito porteño, en cambio, el asueto le dio un respiro: las principales avenidas del centro estaban descargadas de vehículos y había más lugares para estacionar. Hay 850.000 vehículos radicados en la ciudad y se estima que cada día hábil ingresan del conurbano otros 900.000 rodados. El gobierno porteño estimó que ayer hubo una baja del 35 por ciento de tránsito vehicular en las principales avenidas. Mientras que la empresa Autopistas Urbanas Sociedad Anónima (AUSA), concesionaria de las autopistas de la ciudad, puntualizó que en la 25 de Mayo y Dellepiane, entre las 6 y las 16, con sentido hacia el centro porteño, se registró un 25% menos de tránsito respecto de un día hábil, ya que circularon 57.200 vehículos. Un día laborable, en ese lapso, lo hacen 77.000 vehículos. En la autopista Illia, que conecta el norte de la Capital con el centro, en el mismo tiempo circularon 40% menos en comparación con un día laborable: unos 22.200 vehículos, cuando generalmente lo hacen 37.000. Además, muy pocas líneas de colectivos ofrecieron un servicio más espaciado que el de un día laborable, y en general los usuarios no se vieron afectados. "Es cierto que tuve que esperarlo, como siempre sucede con el 42, pero viajé bien. En general noté poco tránsito", dijo Celeste Rosario, que trabaja en el barrio de Caballito. (La Nación)